Nasón, cejudo, sopitas.

Este fin de semana he recordado el siglo de oro de la literatura española (s. XVII). Góngora y Quevedo enfrentados, utilizando el árte de la sátira.

Ya nos gustaría que Zapatero y Rajoy se trataran así, por lo menos nos divertirían.

La imagen retrato de Góngora realizado por Diego Rodríguez de Silva y Velazquez: nuestro Velazquez.





A una nariz. Francisco Quevedo a Luis de Góngora y Argote.

Erase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada mal barbado;

era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
un Ovidio Nasón mal narigado.

Erase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egito,
las doce tribus de narices era;

érase un naricísimo infinito
frisón archinariz, caratulera,
sabañón garrafal, morado y frito.

Me encanta. Un soneto perfecto. Una sátira perfecta. Estos es un insulto señores y no lo que hacemos los jóvenes de hoy en día, nos falta esfuerzo dedicación y buenos docentes! Y a la niña de Rajoy por novia, la que nos llevaría por el buen camino a todos los descarriados.